Parque Saavedra
Ubicado en la intersección de las avenidas 13 y 66, este predio con más de 14 hectáreas es uno de los principales tesoros multiculturales y botánicos de la ciudad. Su paisaje es una armonía entre la naturaleza, el arte, el ejercicio aeróbico y las expresiones culturales. Mientras que los fines de semanas se suma una de las mayores ferias locales.
Al igual que la mayoría de los espacios verdes locales, el predio adquirió su nombre actual en el año 1901 en homenaje al Presidente de la Primera Junta, el General Cornelio Saavedra. En 1938 el sector dedicado al Jardín Botánico fue rodeado por una verja y se lo bautizó como “Parque Uriburu”, general que encabezó el golpe de estado de 1930. Esta división física del predio se mantuvo hasta 1949 retomando el nombre actual: “Jardín Botánico del Parque Saavedra”.
El principal atractivo del espacio verde es su lago que baña los laterales de una pérgola. En sus orígenes era fuente del 40% de agua potable de la ciudad y era alimentado por el entubado Arroyo Medrano.
Sobre la esquina de 12 y 68 se eleva un portón de hierro, antigua entrada al Jardín Botánico. El mismo perteneció a la casa del reconocido literario Juan Benito Lynch, y el sector actualmente es reconocido como el “Rincón del Novelista” esta registrado con una plancha de granito rojo instalado en 1958. A pocos metros también se ubica una sencilla casilla de madera que fue recuperada y donada por el comerciante Carlos Servente. La misma no solo habría sido una de las casas fundacionales compradas en EEUU, sino que además hubiera sido el lugar donde el ingeniero Pedro Benoit culminó los planos definitivos de la ciudad y varios de los edificios más importantes de la capital.
Sobre la esquina de 12 y 68 se eleva un portón de hierro, antigua entrada al Jardín Botánico. El mismo perteneció a la casa del reconocido literario Juan Benito Lynch, y el sector actualmente es reconocido como el “Rincón del Novelista” esta registrado con una plancha de granito rojo instalado en 1958. A pocos metros también se ubica una sencilla casilla de madera que fue recuperada y donada por el comerciante Carlos Servente. La misma no solo habría sido una de las casas fundacionales compradas en EEUU, sino que además hubiera sido el lugar donde el ingeniero Pedro Benoit culminó los planos definitivos de la ciudad y varios de los edificios más importantes de la capital.
A lo largo del todo el predio se encuentran las más diversas esculturas, encabezadas por la estatua a Cornelio Saavedra, obra del italiano Pietro Costa. Una fuente de Querubines centraliza una de las cinco áreas de juegos infantiles. También descansa las obras como “El trabajador” del polaco Alejandro Perekrest, “El Oceano Atlantico” y “La Ganaderia” de Raymond Rivoire. En los últimos años también se sumaron obras talladas a partir de árboles muertos que retornan a la vida con formas de tótem o animales. El profesor de literatura Fernando Rigone fue uno de los precursores con su trabajo sobre un tronco de 25 metros que caído luego de una tormenta.
El parque es uno de los principales pulmones verdes del casco urbano junto al Paseo El Bosque y el Parque Vucetich. Los primeros árboles fueron Sauces y Aromos colocados por los mismos vecinos. Pero con la consolidación del Jardín Botánico se pueden observar más de 40 especies como: Eucaliptos, Pindos, Palos Borrachos y Ombúes.
Los fin de semanas funciona la escuela-biblioteca popular “Del otro lado delárbol”, una feria de artesanía y antigüedades, y múltiples intervenciones de artistas callejeros.
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